Secretariat: la promesa convertida en realidad
Este viernes 5 de mayo se cumplirán 50 años de una de las versiones más espectaculares del Kentucky Derby G1. Si bien es cierto que cada año la Carrera de las Rosas genera una enorme expectativa, el drama alrededor del Derby de 1973 fue algo irrepetible. Secretariat, Caballo del Año de 1972, sindicalizado para la cría por un monto récord para la época de más de seis millones de dólares, tenía la misión de demostrar que esa negociación no había sido en vano.
El hijo de Bold Ruler en Somethingroyal, por Princequillo, parecía indetenible en su camino hacia el Derby. Luego de una campaña de siete primeros en nueve salidas como dosañero, Secretariat logró victorias contundentes en el Bay Shore Stakes y en el Gotham Stakes, ambas carreras en Aqueduct. En ese Gotham, el pupilo de Lucien Laurin que defendía los colores de Penny Chenery ganó sin ser exigido a fondo, dejando 1:33.60 para la milla, con una confiada conducción por parte de Ron Turcotte. Los cronometristas acreditados en Aqueduct le tomaron 1:59.40, cuatrocientos metros después de la meta. Asombrosamente, Secretariat rompía récords de pista “parando”.
Luego del Gotham, el consenso de analistas y aficionados hípicos daba por descontado que Secretariat ganaría el Kentucky Derby. Sin embargo, faltaba una preparatoria para el voluminoso alazán: el Wood Memorial, también en Aqueduct. Lejos de ser una carrera de trámite, ese Wood Memorial resultó ser una especie de debacle que encendió las alarmas y puso en duda la capacidad corredora de Secretariat.
Lucien Laurin inscribió a su pupilo Angle Light con la tarea específica de asegurar un tren de carrera movido que facilitara la atropellada del campeón. Jacinto Vásquez cumplió con el objetivo, colocando a Angle Light en la punta desde el vamos, mientras que Secretariat quedaba en el penúltimo lugar. Todo parecía en orden, pero a partir de la recta opuesta la confianza se transformó en preocupación; y en la recta final la preocupación se transformó en angustia. Secretariat no mostró su esperado remate y cayó irremediablemente derrotado por su compañero de establo Angle Light, que terminó ganando de tiro a tiro, y por Sham, el gran rival de Secretariat en la Triple Corona. Era tal el estupor que la propia Penny Chenery tuvo que recordarle a un casi inmóvil Laurin que su otro caballo había ganado.
En una época donde no existía la tecnología informativa actual, la ola de rumores que generó la derrota de Secretariat fue asombrosa. Se especulaba sobre una rodilla lesionada, se aseguraba que su pedigree no servía para las distancias largas. De la noche a la mañana, ya Secretariat era vulnerable y había dejado de ser el más probable ganador del Kentucky Derby. Sin embargo, Laurin y Turcotte dieron con la explicación del fracaso en el Wood Memorial: Secretariat había corrido con un absceso en la boca, no descubierto a tiempo, y que le molestaba cada vez que Turcotte accionaba las riendas. Quince días después del Wood Memorial, el valioso caballo tenía que enfrentar el compromiso más importante de su vida pistera: el Kentucky Derby de 1973.
Así llegó aquel sábado 5 de mayo. Secretariat no fue un favorito abrumador, terminando con una cotización de 3-2 en las apuestas. No pocos aficionados que anteriormente creían en él se volcaron hacia Sham, que cobró fuerza durante los días previos a la carrera. Casi nadie esperaba ver lo que finalmente ocurrió.
Secretariat quedó último en los primeros 400 metros, pero a partir de allí inició un asombroso remate que no solo lo llevó del fondo del lote a la delantera, sino que además lo hizo corriendo cada cuarto de milla más rápido que el anterior. Sham resultó ser un formidable contendor, al punto de que su registro en el Derby fue el segundo mejor hasta esa fecha, solo detrás de una suerte de maquinaria equina capaz de dejar 25.20, 24, 23.80, 23.40 y remate de 23 exactos para completar la milla y un cuarto en 1:59.40, estableciendo récord de pista y récord para el clásico (aún vigente). La promesa de un super caballo se había convertido entonces en una contundente realidad.